Doce Vampiro - Rita Lee

22 Pejerreyes

Me quedo hasta tarde pescando, perdiendo el tiempo en realidad y dejando que todo pase.
Odio pescar y los pescados y de comerlos ni hablar; Lo único que me gusta es el color metálico del pejerrey.
Admiro su flexibilidad, su velocidad y su inteligencia. El pejerrey es el pez por excelencia. Todos los demás peces deben hacer un esfuerzo terrible para llegar a ser pejerrey. El es el pez.
De regreso a la casa los limpio y los dejo listos para cocinarlos, al resto lo congelo. Luego los como si me gustasen.

Sé que ella me engaña.
Los cincuenta metros que separan el muelle de la casa parecen más de cincuenta metros. Una sola vez miré para la casa y vi la sombra de alguien y la cabellera rojiza de ella que se agachaba.

Él (así lo llamaré) habría subido por la escalera de madera del fondo y seguramente le daba diez o quince minutos de placer. Debería ser limpio y prolijo y sobre todo muy audaz. En realidad, cuando uno espera esos momentos no ve el peligro y le parece que tiene todo bajo control, pero quizá está todo tan calculado que el peligro no existe y esos minutos son perfectos y sublimes. No habría tiempo de coqueteos ni juegos, era poco el tiempo como para perderlos en esos preámbulos y todo sería una suerte de apuros, manoseos de tocar lugares deseados la noche anterior.

Se dirían que se amaban, que se deseaban o no se dirían nada porque estaba todo dicho de antemano. Ella lloraría de pasión o de desdicha por mí. Él la debía amar demasiado.

¿Serian unos minutos de placer o estarían más tiempo juntos ?

También debería conocer bien la distribución de la casa ya que en caso de tener que esconderse por un mal cálculo de tiempo, por haberse dejado llevar por la pasión o por querer jugar con el peligro. El entretecho igual que el sótano,serían buenos escondites pero sin salida alguna. Debería ser inteligente.

De todas las trampas que dejé en la casa, ninguna dio resultado. Eran simples y sin riesgo alguno. En la que puse más esmero fue en la del sillón que estaba ubicado bajo la ventana que tenía vista al amarradero, debajo del almohadón puse una plancha de mica para que sus rodillas quedaran marcadas.; Primero pensé en un vidrio pero por el ruido que podía hacer lo descarté. Vi varias veces su cabellera por esa ventana e imaginé a ella arrodillada en ese sillón con su vestido de algodón azul. También lo imaginé a Él sentado en el otro sillón contemplándola hasta no aguantar más.


Desde el amarradero los movimientos de ella podían confundirse bien con la limpieza de los vidrios o con el arreglo de las cortinas, desde esa posición ella tendría todo el panorama controlado y me vería a mí en el muelle pescando y por atrás lo sentiría a Él.

¿Qué extraña sensación experimentaría? Verme a mí y sentirlo a Él. ¿Estaría yo de alguna extraña manera en esos momentos? ¿La mano que tomaba su vientre la sentiría como la mí? ¿O sólo vería una figura de espalda pescando en el muelle? ¿Esperaría que me diese vuelta y la viera?. Y en caso de verla, ¿qué actitud tomaría? ¿Se seguiría mordiendo el labio inferior de placer como era su costumbre?


Esa tarde pesqué veintidós pejerreyes.


Cuando anochecía revisé las trampas y estaban intactas. Eran muy inteligentes. Ya sabrían sobre ellas y se estaban perfeccionando en descubrirlas. ¿Cómo podían tenerlo todo controlado?


Al amanecer puse más esmero con los artificios y comencé hacerlos cada vez más peligrosos. Para una de ellos usé la electricidad del motor que daba luz al vivero y extendí un cable al alambrado por donde Él seguro entraría, previamente dejé los rociadores abiertos la noche anterior para que esta trampa fuera la definitiva.

No dio resultado. Por la mañana el temporal hizo estragos y el alambrado cayó sobre la parte trasera de la casa electrificando gran parte de ella. Pasé la tarde y la mañana siguiente reparando los daños.


Debido a tormenta estuve tres días en la casa sin salir. Ellos deberían estar desesperados.

Al otro día pude volver a pescar. Salí muy temprano, y casi de madrugada. A mitad de camino giré hacia la casa y vi la luz del dormitorio encendida, corrí hasta ella y al subir la escalera de entrada se quebró un tablón lastimándome una pierna. Ella no corrió a socorrerme. Como pude subí al dormitorio donde me hice algunas curaciones y noté que estaba cambiando el cortinado de la habitación. Me di cuenta de que era una coartada.


Quedé dormido un buen rato. Soñé con un pejerrey enorme y brillante venía a buscarme, me cobijaba bajo una de sus aletas y me llevaba a recorrer la laguna.


Al despertarme me di cuenta de que lo del tablón de la escalera fue una trampa para mí pergeñada por ellos. No había duda: querían matarme. Esta situación me llevó a tomar nuevos recaudos. Debería cuidarme de las trampas puestas por ellos y no descuidar las mías. Empecé a sentir miedo.


Me despertaba muy temprano y revisaba toda la casa. Todo esto me llevaba mucho tiempo. Ellos tenían ventaja sobre mí ya que eran dos para pensar cada tipo de trampa y dónde ponerlas.

Por la noche volví a soñar con el enorme pejerrey.


Todas las mañanas a las cinco me despertaba y buscaba las trampas minuciosamente. Debían estar bien escondidas ya que no puede dar con ninguna de ellas.


A la otra mañana ya cansado de buscar y de que cada vez debiese hacer una más meticulosa investigación, decidí mudarme fuera de la casa donde estaría más seguro.


Controlaba todo desde la copa de un árbol en diagonal a la ventana del frente de la casa, desde ese lugar podía ver la entrada y la parte de atrás, también las ventanas del dormitorio y del comedor. Me armé de una buena cantidad de provisiones de mis elementos de pesca y también de un rifle.


Pasaron tres semanas y todo fue inútil. Lo único raro que noté fue una noche en que todas las luces de la casa estuvieron encendidas. Como pude trepé al techo y me asomé a la ventana del dormitorio ella lloraba desconsoladamente abrazada a un portarretrato mientras dos policías de capa amarilla daban parte por radio del hallazgo de un cuerpo en el lago desaparecido hace tres meses, ¿seria el de Él?

No fui bueno con ella a pesar de amarla como a nadie.
Me di cuenta que ella también me amaba.
No quería marcharme pero ya estaba en camino y la luz era apacible.


Pena (L7s7)


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Zamir González Domínguez Me ha seducido, profundamente, el título de este blog; cual evocación a una madrugada de enero, donde veía el homónimo film del eximio Kurosawa.

Cuánto valdrían las apreciaciones del ardid??? De la trampa y el indolente despropósito del engaño; aquel artero y descarado??? Muchos cuestionamientos, podrían provenir de este tiempo; por las palabras pronunciadas y las culpas emitidas.
Es un buen ensayo sobre el pesar y las consecuencias de nuestros actos

Anónimo dijo...

Alexander Jesus Rozo Caí en la red. Qué relato. Como concita nuestra atención y nos atrapa. Al principio parece un cuento sobre animales fantásticos. Luego torna en misterio y va llevándonos a esa conjunción de sentimientos humanos ,en una mezcla de paranóia, miedo, celos, incomunicación y todo sostenido en esa atmósfera mínima pero por lo mismo opresiva para el lector, que nunca acaba de descifrar todo su misterio. Me gustó. Qué escritores estos argentinos eh.... Gracias.

Anónimo dijo...

Daniel Galatro:Excelente relato, digno de una antología que no me atrevería a titular. Porque tiene los elementos de una ficción tradicional pero imbuídos de una carga psicológica profunda. Me hizo recordar, de algún modo, "El extranjero" de Moravia, por ese recurso de estar presente y ausente al mismo tiempo. Felicitaciones a su autor

Anónimo dijo...

Mercedes Navas Me gusta su relato sobre el engaño y la imposibilidad de concretar la materia del inconciente sobre nuestros actos reales. La ficción actúa verdades, y a veces son muertes en serio. Otras clases, claro, pero muertes de partes de nuestra vida. Un genio de la escritura decia: -Voy a mentirte lector, porque la mentira es verdad. Felicitaciones a los 7 Samurais

Anónimo dijo...

Digna Reyes muy bueno el relato, me encanto todo ese misterio gracias un abrazo, ah felicitaciones!!!

Anónimo dijo...

Graciela Gaito MUY BUENO...QUE BIEN NARRADO...COMO VA ENTRANDO UNO EN EL CLIMA DE A POCO Y SORPRENDIENDOSE ,ME ATRAPO, FELICITACIONES AL ESCRITOR...COMPARTO TODAS LAS CRITICAS TAN BIEN HECHAS AQUI...ATRAPA..INQUIETANTE...COINCIDO EL RECURSO DE ESTAR PRESENTE Y AUSENTE A LA VEZ TIENE ALGO DEL EXTRANJERO DE MORAVIA OBRA EXCELENTE..., MUY BUENO GRAACIAS UN VERDADERO PLACER