Doce Vampiro - Rita Lee

Mata ratas

El asunto era deshacerme de dos gatos pero no como hace Dora que les pone un polvito sobre el lomo y los pobres mueren secos y lejos de su jardín.
Un polvito extraño y casi mágico.
Esto hizo aumentar mi curiosidad y que viera a Dora con otros ojos, me la imaginaba por las noches preparando la extraña poción rodeada de velas y diciendo palabras extrañas para lograr el efecto deseado.
Lo que yo quería era deshacerme de dos gatos que me volvían loco por las noches corriendo por el techo de casa como si fueran tigres soñados libres en Siberia.
En sus temporada de celo no me dejaban dormir con sus gritos desesperados y otra veces parecían bebes llorando que luego se transformaban en sonidos que espantaban.
Dora caminaba con cierta dificultad como si se estuviera cayendo hacia atrás pero con tanta elegancia que se dudaba si esa manera de caminar era la correcta y no la nuestra que era tan distinta y variada.
Sus dientes tenían una rara forma, muy finitos y juntos, deberían ser cientos.
Llamaba la atención su trasero, era protuberante, como si tuviese un sobre hueso o algo enrollado y siempre usaba una prenda que lo cubría
Cierta noche de verano entraron a robar en la casa de Dora, atraparon a los dos pequeños ladrones a pocas cuadras, paralizados de miedo, dijeron que si, que ellos entraron a robar pero se encontraron con Dora desnuda en su cama abrazada a una cola de rata que salía de su trasero que pasaba por entre sus piernas y dormía abrazada a ella como si fuera un falo gigante y que cuando los vio comenzó a chillar dando un brinco sobre su cama y los corrió en cuatro patas como si fuera una rata gigante pegándoles con su cola.
Durante dos semanas hubo todo tipo de especulaciones en el barrio, ella dijo que corrió a los ladronzuelos con una fusta larga que siempre tenia a mano cuando dormía y que ellos al verse sorprendidos corrieron sin poder encontrar la salida, que fueron acorralados y con sus gritos y fustazos quedaron paralizados de miedo. Dora quedo como una heroína y tuvo sus quince minutos de fama en el canal de cable local.
Empecé a extrañar los dos gatos en mi techo, ya no corrían ni se apareaban, creo que habían sido alcanzados por la poción de Dora y para peor las ratas estaban invadiendo el barrio.
Tenia que conseguir el polvito para poder usarlo con las ratas.
Por semanas robe las bolsas de basura que dejaba Dora para que fueran recolectadas, no mucho pude averiguar, solo pude saber que Dora a pesar de sus años menstruaba y que comía mucho cereal y girasol.
No quedaron gatos en el barrio, las ratas nos invadieron, llegue a pensar que fui el causante de todo solo por querer deshacerme de dos gatos.
Por suerte en el barrio también vive Carmela, grafóloga olfativa, Kodamica y fumadora de cigarrillos Viceroy mentolados, sexualmente libre, criadora de hurones albinos devoradores de ratas.
Carmela fue nuestra salvación y hasta nos causaba gracia ver en su habitación un Cristo invertido.
Pena (L7s7)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Super Gotico.
Ser mujer

Anónimo dijo...

Siniestro, da miedo. Bomba sexybomba.
Fer

Anónimo dijo...

Llegando al fin no si vere lo que puedes escribir, al menos leo y no pienso mas y no veo y me alcanza el olor a la leyenda que se ve y no si eres el que dicen que sos, pero esta bueno hoy y aqui, como dices tu y solita llora y lloro un poco mas.
Claradelmar

Anónimo dijo...

Abrazame al final y en lo mas negro.
Lau

Anónimo dijo...

Da Cortazar, no?
Ya se, no es tu linea, quizas soy yo la que lee todo con la voz de Cortazar.
Esta muy bueno.
Nicha

Anónimo dijo...

Tendrias que haberlo escrito de corrido, sin puntos ni comas, tipo Joyce.
Genial
Laurilitas, Ja