La séptima luna

Una a una van cayendo, la quinta de las siete lunas cae pesadamente y solo quedan dos para que la copa se llene de mar. Lisas, blancas y llanas, perpetuas y enloquecidas, como piedras con vida se acurrucan en mí. Solo quedan dos lunas para que se llene la copa y la congoja, primero de un lado y luego del otro, se anidan. Antes de acostarme, ni despierto ni dormido, mezclo lo oído como un eco sin sentido en un madrigal. Y en el sueño camino sobre un lago seco puliendo las lunas brillantes como luces en mis lunas. Y de pronto quiero preguntar: Que dios me ajetrea y me pregunta si quiero ver caer la séptima luna en esta espera. Pena (L7s7)